Nuestro rostro es nuestro sello personal y habla por nosotros. Con esta contundencia, la neuropsicóloga Nancy Etcoff, integrante de la Universidad de Harvard, sintetiza por qué dedicó diez años de su reconocida carrera científica a estudiar cómo percibimos los rostros.
Autora del libro "La supervivencia de los más lindos: la ciencia de la belleza", apenas se lo menciona, recuerda de inmediato los obstáculos académicos con que en Harvard recibieron su tema de investigación: la belleza, como síntesis de la simetría y la proporción. "Fue muy difícil que comprendieran la importancia del conocimiento científico de la belleza y de su influencia en la salud", explica.
Durante la entrevista, sus iris se mueven a toda velocidad buscando información y repasan cuidadosamente cada milímetro del rostro de esta cronista. Según reconocerá más adelante, ése es un método natural de supervivencia: el rostro refleja nuestros pensamientos y sentimientos.
-¿Por qué estudió los rostros durante tantos años?
-El rostro es una ventana fascinante al interior de la mente, el corazón, las emociones y tiene mucho que ver con la belleza. Es nuestra firma y éste es uno de los motivos por el cual la cirugía estética las personas intentan sobredimensionar lo que son. Nuestro rostro expresa lo que somos: emociones, estados de ánimo, identidad. Se puede mirar un rostro y responder muchas preguntas sin ni siquiera prestar atención a lo que una persona está diciendo. Es casi como leer su mente.
-Como en este momento...
-(Ríe y asiente con la cabeza, mientras se sonroja). Sí, claro. Se puede conocer si la persona se siente cómoda, si tiene una actitud amistosa o antagónica, si está enojada o cansada...
-¿Qué es lo que primero vemos en un rostro?
-Si alguien nos va a recompensar o nos va a lastimar. Luego, si nos parece lindo o no. Observamos el mundo con un pequeño radar que nos dice quién es seguro, quién es bueno y con quién queremos estar.
-Hombres y mujeres, ¿interpretan igual la belleza?
-Los hombres realizan juicios más rápidos, mientras que las mujeres tienden a observar durante más tiempo, profundizan más en la persona y necesitan pedir otra opinión para lograr una imagen más clara del otro. Los hombres se conforman con mucha menos información y con saber si la otra persona le gusta o no, lo que puede producir errores de percepción.
-¿Esta podría ser la explicación del sexto sentido femenino?
-Podría serlo, claro. Es esa primera impresión que convence o no.
-¿El cerebro de la mujer es más sensible a la belleza o necesita más información para interpretarla?
- Necesita más datos y tiempo. Incluso, a la mujer le gusta observar la belleza en ambos sexos y se preocupa más por la moda y la estética.
-Pero los hombres se ocupan cada vez más de su look...
-Sí, van a los gimnasios, visitan cirujanos, se depilan y es para gustar más a las mujeres. En los Estados Unidos, como en otras culturas, a medida que las mujeres se vuelven más independientes y adquieren más poder de decisión, los hombres compiten.
-¿A qué edad nuestro cerebro comienza a reconocer la belleza?
-Desde muy pequeños, a diferencia de lo que se piensa en general, que es a partir de la adolescencia.
-Los chicos dicen la verdad...
-Sí, pero es una verdad cultural: señalan lo primero diferente que ven en el otro.
-¿El concepto de belleza se hereda?
-A las pocas horas de nacer, un bebe prefiere mirar un rostro que cualquier otro objeto o parte del cuerpo, porque es lo que asegura su supervivencia, y a los tres días reconoce las expresiones mímicas, como las de tristeza o preocupación en el rostro de la madre. Algunos estudios demostraron que incluso a los recién nacidos les gusta mirar los rostros bonitos, que tienden a ser simétricos, pero sólo en el caso de personas que nunca antes vieron. Por sobre todo, prefieren mirar los rostros de sus padres y de conocidos a las imágenes de abstracciones.
-¿Las distintas culturas tienen distintos parámetros de belleza?
-Tendemos a ser más uniformes dentro de la misma cultura que entre distintas culturas: compartimos las normas, miramos las mismas imágenes y la apariencia suele ser similar. Pero este tema tiene gran impacto hoy en día, en el que la comunicación nos permite ver más allá y ver muchos rostros de diferentes culturas.
Apasionada por la comunicación no verbal, la doctora Etcoff admite que su "debilidad" es conocer cómo aprender del otro sin mediar la palabra y elogia la "virtud innata" de nuestro cerebro para reconocer la belleza.
"Basta con pensar cuán difícil es para una computadora reconocer un rostro entre miles -destaca-. Hay algo de milagroso en nuestra habilidad para diferenciar un rostro de otro, ya que sólo una porción de nuestro cerebro, en el lóbulo temporal, está dedicada a reconocer rostros."
La doctora Etcoff comenzó un programa de investigación sobre el bienestar general y su influencia en la salud, con temas como la apariencia y la felicidad. Sobre esto escribirá su segundo libro, que aparecerá en 2005.
-¿El bienestar general tiene que ver con la belleza?
-Creo que hay mucha equivocación en esto. En general, las personas piensan que si lucen mejor para los demás, serán más exitosas y ricas. Y esto es un mito, ya que la supermodelo puede dejar de considerarse bonita en cuanto se le quiebra una uña. No importa que los demás nos digan qué bien lucimos: la felicidad y la satisfacción con uno mismo vienen de adentro. Si nos sentimos bien, no insistimos en buscar fallas, que es lo que hacen muchas personas que no son felices.
-¿Los mitos sobre la belleza dependen de la cultura?
-Sí, y también de la historia personal y de los sentimientos. Cuando se quiere a alguien, se le dice cuán bonito es para uno.
-Si la belleza tiene que ver con nuestro interior, ¿por qué nos apegamos tanto a la moda?
-Porque muchos piensan que es la manifestación de la belleza, es decir, una cuestión social... Ellos quieren ser aceptados, parecerse a otros que lucen exitosos. Y de eso se trata la moda, aunque no necesariamente nos haga lucir mejor.
- Es habitual en adolescentes...
-Sí, es que son los más conformistas en este aspecto. Se revelan contra todo en el mundo, excepto contra sus pares. Tienen que lucir iguales y comportarse igual. De lo contrario, son dejados de lado.