30 de marzo de 2010, 5h30
¿Tienes alguna posibilidad de convertirte en millonario?
Por Helen Coster
La inteligencia no basta: aquí presentamos una guía para evaluar con precisión si tenemos las habilidades necesarias para amasar una fortuna.
53.000 millones de dólares. Según el último recuento exhaustivo de Forbes, ése es el patrimonio del magnate de las telecomunicaciones, Carlos Slim Helú, la persona más acaudalada del planeta. De hecho, el total exacto es de 53.500 millones de dólares estadounidenses; aunque pueda parecer lo contrario, cuando hablamos de estas cantidades 500 millones no son un pico desdeñable.
Ante semejantes sumas, no podemos evitar pensar: ¿qué hace falta para amasar semejante fortuna? Y, lo que es más importante, ¿tengo yo lo que hay que tener para lograrlo?
El optimismo, indispensable
"Las personas que triunfan tienen un sentido increíble del optimismo -afirma Joan Kane, psicóloga de Manhattan que trata a muchos ejecutivos de alto nivel-. No tienen la idea de las limitaciones que poseen otras personas. No existe ningún límite para su capacidad de conseguir nuevos logros y de seguir adelante. La edad y los compromisos familiares no los disuaden."
Optimismo ilimitado y una insaciable necesidad de ganar. Estas son solo dos de las características de las personas realmente acaudaladas. Pero hay muchas más.
Espíritu aventurero
Hace falta mucho valor para abandonar la comodidad de una oficina, una nómina regular y la tranquilidad de un seguro de salud privado para poner en marcha un pequeño negocio, por no hablar de construir un imperio. Los multimillonarios tienen una confianza rayana en la arrogancia que frena sus miedos y sus dudas, incluso a medida que las apuestas van subiendo y los retos se vuelven más complejos. Dicho de otro modo: tiene una habilidad incomparable para superar los fracasos.
"Los empresarios de éxito ven el fracaso como una forma de recopilar información -afirma el psicólogo David Ballard, director del Health Workplace Program de la American Psychological Association (programa de salud e higiene en el trabajo de la Asociación de psicología de Estados Unidos)-. Así aprenden. Es parte del proceso, no el final de un camino."
¿Se lleva en los genes?
¿Quizás lleve los genes para ser multimillonario y todavía no lo sepa? Antes de que inicie el camino que lo conducirá a una inimaginable fortuna (con el riesgo de arruinarse la vida en el camino), plantéese 13 preguntas, duras y francas, que sugieren Ballard, Kane y la psicóloga de ejecutivos Debra Condren, que ha trabajado con empresas como 3M, Chevron y Hewlett-Packard. Aquí le presentamos algunas de ellas.
Antes de pisar el pedal del acelerador para crecer a toda máquina, es importante fijar unos objetivos a largo plazo para su empresa. ¿Está pensando en venderla en unos años? Perfecto. ¿El deseo de competir es más fuerte que usted? Muy bien. ¿Prefiere que lo dejen en paz para poder ir mejorando su propio producto, y le importan poco los beneficios? Mejor no crezca mucho.
¿Puede tolerar y gestionar la ambigüedad? Los empresarios de éxito son capaces de ver con claridad en una maraña de datos contrapuestos. Por ejemplo, el director general de operaciones quiere expandir la empresa en Asia, pero el director general de marketing cree que el paso es prematuro. "No merece la pena obsesionarse con detalles poco importantes -afirma Kane-. Las personas que consiguen un éxito mayor saben enfocar lo que realmente importa y tienen la habilidad de compartimentar." Si la ambigüedad no es uno de los factores que lo frena, quizás tenga lo que hace falta para crecer a lo grande.
¿Está dispuesto a tomar decisiones difíciles en pro del crecimiento de la empresa? Vale, su hermana y su compañero de facultad lo ayudaron a poner en marcha la empresa, pero a medida que el negocio vaya creciendo quizás ya no sean tan imprescindibles. Si no se siente cómodo con la posibilidad de reemplazarlos -o despedirlos-, no intente crecer.
¿Le gusta hablar en público? Las empresas de dimensiones considerables necesitan un rostro público. Los empresarios que saben desenvolverse bien en público, en las reuniones semanales, las sesiones de quejas de los accionistas o las entrevistas por televisión, no lo pasan tan mal como las personas que prefieren mantenerse en un segundo plano. Si hablar en público no es su fuerte, pero sigue interesado en crecer, busque un sustituto que tenga en confianza en sí mismo/a y que sepa vender su historia.
¿Es capaz de lograr consensos? En general, cuanto mayor sea la empresa, más valiosa le resultarán las opiniones de la gente de su entorno. Esto significa estar dispuesto y ser capaz de lograr el consenso. Los empresarios con una mentalidad del tipo "o se hace lo que yo digo, o a la calle", deberían plantearse no crecer mucho.
¿Es capaz de delegar? Cuanto más grande sea su negocio, menos tiempo tendrá de interactuar con sus empleados. Obviamente, no puede saber lo que ocurre en todos los departamentos, todo el tiempo. Si no es capaz de delegar, olvídese de crecer.
¿Es capaz de soportar el aislamiento? Ser multimilonario puede ser algo solitario. Los "amigos" aparecen de la nada y se vuelve más difícil mantener relaciones sinceras. Los multimillonarios equilibrados son capaces de detectar a los parásitos a distancia y cultivan un círculo íntimo de amigos leales, gente en la que confían y con la que se lo pasan bien.
El camino para convertirse en un multimillonario (sin sufrir en el proceso) consiste en buena medida en conocerse uno mismo, no solo en saber cómo atraer a nuevos clientes o gestionar el inventario. ¿Quién sabe? Quizás una suma más modesta, como 100 millones de dólares sea un objetivo más adecuado.
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