El
cuarto y último acuerdo permite que los otros tres se conviertan en
hábitos profundamente arraigados: haz siempre lo máximo y lo mejor que
puedas. Siendo así, pase lo que pase aceptaremos las consecuencias de
buen grado. Hacerlo lo mejor posible no significa que tú y yo tengamos
que hacerlo de la misma manera, ni siquiera que mi respuesta en estos
momentos sea la misma que en otro que me siento cansada, o no he
dormido bien, o me siento llena de amor y confianza y tremendamente
generosa. Se podría decir que en cada momento de nuestra vida somos
diferentes, en unas circunstancias y con unas limitaciones concretas. A
veces podemos responder a lo que interpretamos como una "provocación"
con una sonrisa irónica o divertida, con sentido del humor, o con una
carcajada retadora, o incluso a gritos. Pero siempre podemos intentar
ser impecables con la palabra, no tomárnoslo personalmente y no sacar
conclusiones precipitadas... dentro de nuestras limitaciones físicas,
anímicas y en general, de cada momento. Si lo intentamos, de la mejor
manera que podemos, ya es suficiente.
"Verdaderamente,
para triunfar en el cumplimiento de estos acuerdos necesitamos utilizar
todo el poder que tenemos. De modo que, si te caes, no te juzgues. No
le des a tu juez interior la satisfacción de convertirte en una
víctima. Simplemente, empieza otra vez desde el principio."
Con
la práctica será cada vez más fácil hasta que, sorpresa, la
identificación es prácticamente completa y los cuatro acuerdos forman
parte de nuestra manera de ser. Simplemente somos así.
Sin duda nuestra vida será más sencilla y satisfactoria, para nosotras mismas y para las demás personas que nos rodean.
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