El pilar central de la medicina tibetana es el concepto de fuerza vital. Se cree que la energía de la vida universal, o inteligencia divina, impregna el cuerpo y le da vida; sin ella el cuerpo no es más que una mera concha o cadáver. Cuanta más fuerza vital fluya internamente, más vivos nos sentiremos. En China a esta energía se la denomina Chi, mientras que en INIA se llama Prana. Los antiguos griegos la conocían con el nombre de pneuma y para los tibetanos es tsog-lung. Este concep´to también cuenta con una definición específica en otras noventa y cinco culturas de todo el mundo.
Por ejemplo, los indios Q’ero de Perú proponen un concepto muy parecido al de tsog-lung. Dan el nombre de Animu a la energía de vida universal, la energía libre del Cosmos. En “Keepers of the Ancient Knowledge”, Parisi Wilcox cita a Don Américo, un chamán peruano: “El Cosmos y todas las cosas están dentro de un campo de enegía. La piedra, la estrella, tú (…) todo irradia y es penetrado por filamentos de energía luminosa. En cualquier tipo de situación puedes conectar con la energía que fluye por el Cosmos. Verdaderamente puedes transformar esa energía en amor (…). Ese es el principio esencial de arte mágico en los Andes”.
Tomado de: Forde, Ralph Quinlan: “El libro de la medicina tibetana”. Madrid, Ed. Gaia, 2008.
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