jueves, 22 de abril de 2010

Sexo y poder

El orgasmo es malo

Nada importante puede llevarse acabo en la vida sin abstinencia sexual. Pero no una abstinencia sexual como la de los curas, es necesaria una abstinencia sexual especial y superior. El sexo no es malo, el acto sexual no es malo, lo destructivo es el orgasmo.

Es necesario reducir al máximo el número de orgasmos, para que toda la energía sexual no se pierda y pueda acumularse. Solo con esta abstinencia orgásmica pueden comprenderse los libros de la Verdadera Gnosis. Es necesario poseer una gran energía sexual para despertar, liberarse y ejecutar con éxito la Gran Obra Alquímica. Sin abstinencia orgásmica el espíritu del hombre no puede liberarse ni manifestarse.

También para ganar dinero esta abstinencia es fundamental. Cuanto más se acumulen las energías sexuales en el cuerpo, más se acumulará el dinero en la cuenta bancaria.

La abstinencia orgásmica es la clave de los poderes parapsicológicos. Cuanto más se concentren las energías sexuales en el cerebro, mayor será la capacidad de concentración de la mente.

Sin energía sexual acumulada no pueden utilizarse con éxito las armas parapsicológicas. Y menos aún desafiar y vencer al demiurgo.

Con este tipo de abstinencia el hombre se transforma en una roca, en un Hombre de Piedra capaz de recuperar la libertad y el poder que le fueron robados.

La trampa del demiurgo

El demiurgo ha creado el sexo en el hombre por dos razones:

1. Para producir su reproducción y superpoblación sin límites. Cuanto más población, más confusión y comunismo.

2. Para que el hombre no pueda despertar. Con cada orgasmo el hombre se duerme y se esclaviza un poco más. Así lo quiere el demiurgo: un esclavo que no sepa que es esclavo, un manso sirviente agradecido de su amo y admirador de su obra adefésica. El demiurgo goza con cada emanación orgásmica del hombre.

El orgasmo es la mayor trampa con que el demiurgo mantiene esclavizados a los hombres.

La sexualidad de los esclavos

A un esclavo del demiurgo le horroriza acumular energías, pues por temor no quiere despertar. El demiurgo también siente horror por la abstinencia orgásmica, pues sus esclavos podrían despertar y rebelarse. Cuanto más demiúrgica es una religión, más se horroriza con la abstinencia sexual. También hay religiones que prescriben como obligación tener orgasmos.

Tomemos el ejemplo de Onán, un buen esclavo. Fue obligado a casarse con la viuda de su hermano como lo ordenaba la ley. No quiso tener sexo con su esposa por respeto a su hermano fallecido. La solución que encontró fue la de masturbarse todas las noches para evitar de esta forma el sexo con ella. U orgasmo con la esposa, u orgasmo con la masturbación. Este sirviente imbécil del demiurgo jamás hubiera llegado a una solución diferente.

La sexualidad del guerrero

El demiurgo puso el sexo en el hombre para mantenerlo esclavizado, pero el guerrero utilizará la misma trampa perversa del demiurgo para despertar, liberarse de él y oponérsele. Utilizará la sexualidad para su desarrollo y liberación y no para seguir siendo una nada, un zombie.

He aquí las tres técnicas sexuales de un guerrero:

1. El Asaj: los amantes permanecen desnudos en la cama, pero sin tocarse.

2. El Karezza: los amantes desnudos se prodigan besos y caricias solamente, sin penetración ni orgasmo.

3. El Maithuna: es el coito común pero desprovisto de orgasmo.

Cada caso es diferente y cada guerrero deberá explorar e investigar hasta encontrar su propio camino.

Vean el fenómeno de sincronicidad en este video, entre el payaso y los truenos. Para producir fenómenos de sincronicidad a voluntad es necesaria una acumulación inmensa de energía sexual.

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